Este día en la historia: 28 de mayo de 1961.

El 28 de mayo de 1961, El observador de londres publicó un artículo de primera plana titulado "Los prisioneros olvidados" por un abogado británico llamado Peter Benenson. Este artículo inició el Llamado a Amnistía Internacional de 1961, un movimiento de un año de duración que exigía la liberación de personas encarceladas en todo el mundo debido a la expresión no violenta de sus creencias.
La inspiración para la apelación de Benenson fue una historia que leyó acerca de dos estudiantes portugueses que fueron arrestados y encarcelados después de brindar por la libertad en público. Durante ese tiempo, Portugal estuvo bajo el control del dictador Antonio de Oliveira Salazar.
Benenson se indignó por la difícil situación de los jóvenes estudiantes. Imploró a los lectores de la Observador Artículo para escribir al gobierno portugués y protestar por su encarcelamiento. La pieza también atrajo la atención muy necesaria a las violaciones de derechos humanos que ocurren en todo el mundo.
Durante el curso de "Los prisioneros olvidados", Benenson acuñó la frase "preso de conciencia", que se utiliza para describir a "cualquier persona que esté físicamente restringida (en prisión o de otra manera) de expresar … cualquier opinión que honestamente sostiene y no defiende. o condonen la violencia personal”. Este término se usa ampliamente hoy en día.
La campaña de Amnistía recibió apoyo global después de que el artículo de Benenson se reimprimió en todo el mundo. En julio de 1961, delegados del Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda, Bélgica, Francia, Alemania y Suiza se unieron para iniciar "un movimiento internacional permanente en defensa de la libertad de opinión y religión".
En 1962, el grupo sería conocido formalmente como la organización de derechos humanos Amnistía Internacional. Lo que comenzó como una campaña de un año de duración se convirtió en un esfuerzo a largo plazo que lograría un gran bien en el mundo.
Al igual que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional sostiene que todas las personas tienen ciertos derechos básicos, sin importar su origen nacional, cultural, religioso o ideológico. La organización promueve la imparcialidad y no solo presiona a los gobiernos sino también a las grandes empresas.
El propósito es alentar juicios oportunos y justos, poner fin a la tortura y la pena de muerte, proteger los derechos sexuales y reproductivos y liberar a los presos de conciencia en todo el mundo.
Como era de esperar, no pasó mucho tiempo hasta que Amnistía Internacional recibió el Premio Nobel de la Paz (1977).